La comida, parece obvio, tiene como finalidad alimentarnos para que nuestro cuerpo pueda mantener sus órganos y funciones en buen estado. A veces, sin embargo, esta finalidad puede desvirtuarse y la relación que mantenemos con la comida puede convertirse más en un enemigo que en un aliado de nuestro cuerpo. De ello dan cuenta, por ejemplo, la obesidad y los trastornos de la alimentación. Existen maneras de saber si tenemos una relación saludable con la comida o si, por el contrario, existen indicadores de una relación perjudicial de naturaleza adictiva. En el siguiente enlace puede ver un artículo del autor de este blog, publicado en Método Thinking, en el que se exponen estos indicadores.
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