Las defensas neuróticas, para Anna Freud, son aquellas utilizadas por las personas histéricas u obsesivas y también pueden ser utilizadas, bajo condiciones de fuerte estrés, por adultos no neuróticos. Algunos tipos de defensas neuróticas son las siguientes:
Disociación: Mecanismo típico de la histeria por el que se produce una modificación drástica (pero temporal y reversible) del carácter del individuo o de su identidad. El uso de drogas o fenómenos como los estados místicos también pueden producirla.
Control: Su función es minimizar la ansiedad y atenuar los conflictos internos mediante el intento exhaustivo de control de los objetos del entorno.
Desplazamiento: Se produce cuando la catexis de una emoción o un impulso provocado por una idea o un objeto se trasladan o bien a un objeto similar o bien a un objeto disímil pero con una característica común al objeto original. El desplazamiento permite la representación simbólica del objeto original reduciendo de esta forma la catexis y provocando menos malestar que el original.
Inhibición: Su función es minorar la ansiedad que provocan los conflictos derivados del entorno, los impulsos instintivos o el superyó. Mediante la inhibición el sujeto limita, de manera consciente, su acción en el mundo.
Intelectualización: Utilización inadecuada de los procesos intelectuales para evitar entrar en contacto con los afectos.
Aislamiento: Separación de una idea del afecto que lo acompaña.
Racionalización: Mecanismo utilizado para justificar determinadas actitudes o comportamiento personales que son inaceptables para el sujeto.
Represión: Principal mecanismo de defensa para Sigmund Freud. La represión primaria consiste en detener las representaciones antes de que traspasen la barrera consciente. Mediante la represión secundaria se eliminan de la conciencia materiales que habían alcanzado este nivel. El material reprimido no desaparece y puede advertirse su presencia en las denominadas formaciones del inconsciente (como los sueños o los actos fallidos).
Sexualización: su función es protegerse de ansiedades derivadas de impulsos prohibidos otorgando un significado sexual a un objeto o función que originariamente no lo tenía (o lo tenía en menor grado).
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