Denominamos apego a las conductas que realizan los bebes y los niños pequeños para intentar mantener la proximidad con la figura que se ha ocupado de ellos desde su nacimiento, normalmente la madre. Cuando el niño siente miedo o necesita contacto busca a la figura de apego para poder satisfacer sus necesidades.
La teoría del apego fue desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby y transcendió los ámbitos del psicoanálisis, siendo utilizada por psicólogos de otros enfoques.
Según Bowlby podemos distinguir tres tipos de apego (seguro, ambivalente y evitativo) que tienen una gran influencia en cómo el niño se va a enfrentar al mundo.
Un niño con apego inseguro ambivalente tiende a mantenerse aferrado a la madre y sufre mucho cuando no puede estar cerca de ella. Además puede estar irritable y sentirse indefenso ante la separación o el rechazo. Como intentará evitar la separación a toda costa puede intensificar sus respuestas emocionales para conseguir atención.
Este tipo de apego se desarrolla cuando se atiende al niño de forma inconsistente, esto es, unas veces se le rechaza o no se le presta atención y otras se le atiende de forma muy cariñosa. Además es posible que se engañe o manipule al niño con fines egoístas.
Si el tipo de apego que desarrolla el niño es inseguro evitativo éste tenderá a inhibir la expresión de sentimientos y a no buscar afecto. El niño aprende a desconfiar de los demás ya que ha percibido que nada bueno se puede esperar.
El apego evitativo se produce cuando al niño se le abandona o rechaza de forma repetida y sistemática, no existiendo interés real por la criatura y no mostrando alegría por su existencia. El afecto (que no amor) al niño es condicional y está supeditado a que el niño tenga determinadas conductas que satisfagan a los progenitores.
Para conseguir que un hijo o hija desarrolle un apego seguro es necesario:
Proporcionarle afecto: tanto mediante el contacto físico (abrazos, besos, caricias) como mediante la comunicación verbal (elogiándoles y animándoles cuando sea necesario) y no verbal (con un tono afectuoso).
Proporcionarle protección y alivio: atendiendo al niño, proporcionándole consuelo cuando es necesario y protegiéndole en las situaciones en las que pueda sufrir daño.
Tener disponibilidad: debemos estar con el niño el tiempo suficiente para poder ser sensibles a sus necesidades y atenderlas adecuadamente.
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