viernes, 20 de julio de 2012

La educación de nuestros hijos: características de las normas

¿Cómo debemos poner normas a nuestros hijos? Es esta una cuestión importante que en algún momento ha preocupado a cualquier madre o padre. Diremos, para empezar, qué características no debe tener una norma:

1. No deben estar basadas únicamente en la autoridad (lo haces así, que para eso soy tu madre/padre).
2. No deben ser arbitrarias (normas “porque sí”)
3. No deben estar basadas únicamente en la tradición (lo haces porque siempre se ha hecho así).

Para que las normas tengan mayor probabilidad de ser aceptadas y cumplidas deben reunir las siguientes características:

1. Deben ser claras: el incumplimiento de una norma, en algunas ocasiones, no se debe a una mala fe del niño o adolescente, sino que está originado por normas confusas. Hay que especificar claramente qué se espera de un hijo y además debe explicarse el motivo para que el niño pueda percibir el sentido de la norma.

Así, normas como “debes obtener buenas calificaciones” o “debes tener el cuarto ordenado” no son claras ya que el hijo y los padres pueden tener diferentes visiones de qué es un cuarto ordenado o qué son buenas calificaciones. Habrá que especificar a los hijos qué significa exactamente tener buenas calificaciones (p. ej. aprobar todas las asignaturas) o tener el cuarto ordenado (p. ej. tener la cama hecha y la ropa guardada en el armario)

2. Deben ser realistas: si una norma no está adaptada a la edad de un hijo o a sus habilidades y personalidad individual será casi imposible que pueda ser cumplida e incluso en el caso de que se cumpla puede ser perjudicial o peligroso. (p. ej. exigir a un niño de tres años que se bañe solo).

3. Deben ser consistentes: para ello, en primer lugar, es necesario que ambos progenitores se pongan de acuerdo en qué normas poner y cuáles serán las consecuencias de su incumplimiento. Si esto no es así los hijos percibirán que una norma no tiene la misma importancia para ambos padres. No se trata de que los padres tengan la misma opinión sobre una norma sino de que ésta sea consensuada entre ambos.

Cuando decimos que una norma debe ser consistente estamos diciendo que éstas deben ser mantenidas en el tiempo (excepto cuando haya que cambiarlas por el desarrollo biológico del hijo) y que las consecuencias de su incumplimiento debe ser parecidas y no depender de factores como que tengamos más o menos trabajo o de nuestro estado de animo.

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